lunes, 19 de julio de 2010

18. Hasta ¿pronto? ¡ Argentina

Ayer me levanté en la Selva Misionera con una niebla espesísima que produjo la cancelación los vuelos matinales de Aerolineas. Al final me pudieron acoplar en una compañía chilena para no perder la conexión en Bs. As. No la perdí porque el vuelo salió con retraso por el temporal de viento y lluvia. Lo que sí perdí fue el tren en Madrid para volver a casa, tuve que coger el último: 36 horas de viaje...no te apures, yo con una maleta en la mano me entretengo con cualquier cosa.

Cuando haces un viaje a tantos miles de kms parece obligado tener que pasar por cuantos puntos turísticos renombrado existan en ese lugar. Me voy de Argentina sin conocer Patagonia, Bariloche,  los glaciares del sur... La distancias internas son enormes. Pero, aparte de tener excusa para volver, preferí "vivir" Argentina. He optado  por perderme en las lineas de colectivos; por comprar comida en las fruterías del barrio; por leer el Clarín en el subte; por una Quilmes en un boliche porteño;  por caminar; por preguntar; por manejar con la bici; por sentirme uno más. Por convivir.

Los edificios, las rutinas, las reacciones, el sentido del humor, el carácter, las costumbres, la cultura, la música, la forma de ser, mi celular de Movistar o los cajeros del Santander... no creo que exista lugar en el mundo donde un español se pueda sentir tan cerca estando tan lejos.
Y sentís que estuviste bien lejos cuando dejás Bs Aires a 4º y llegás a Madrid con 36. ¡ bofetada patria ¡
Hasta pronto pibes, espero que os haya gustado.
Como dicen allá: Argentina  me flasheó... lo pasé rebárbaro, boludos. ¡
PD. Ponele que sacas La Bombonera  de Boca en tu  blog y alguien se enoja. Con esta foto me gustaría rectificar tan imperdonable agravio: acá tenés, en la costanera norte, la cancha de River.

domingo, 18 de julio de 2010

17. "Gran Aventura"

¿Gran Aventura? . " "¡Gran Cagada ¡”, eso estaba pensando una hora y media antes de empezar la función. El caso es que a la hora convenida allí estábamos el grupo de insentatos que han pagado dinero para padecer en sentido físico y moral. Nos miramos en silencio, con mucho frío, nuestras miradas nos delatan: “¿qué hacemos aquí?”. El conductor del camión con su calefacción puesta en la cabina, nosotros, en el remolque, a la intemperie. “Con esta temperatura deberían cubrir con una lona”, me dice mi vecina de asiento queriéndoselas dar de sensata y precavida…”tarde, bonita”, pensé.

 El camión se adentra en la selva a mucha más velocidad de lo que cabría esperar como prudente en un sendero estrecho y embarrado. En la primera curva te aferras al asiento de delante y piensas si un palmito podrá resistir el impacto de tu cabeza pa cuando salgas volando. Lo de llevar el remolque al descubierto no es sólo para que sintamos el frescor salvaje: el sendero se convierte en un túnel de vegetación por lo que el ir a cielo descubierto también sirve para que tengas que ir esquivando las puntas de las lianas (para que no te abran el cráneo) y los brotes de bambú (para que no te saquen un ojo).Tú a un turista le puedes putear de mil formas, lo puedes maltratar, denigrar y exponer a riesgos: si ha pagado, aunque parezca retonto, disfrutará con lo que soporta. Así que risas durante todo el recorrido.




La máquina infernal se detiene, por fin, al lado de un río. Una lancha en el lecho de su cauce, tranquilo y sosegado, nos espera. Todo árbol, todo selva. Como no hace sol será difícil ver a caimanes, “es una pena porque hay muchos”, nos dicen antes de entrar en la embarcación.

Me coloco en un envidiado primer puesto de proa. La lancha corre río arriba y las aguas calmadas empiezan a convertirse en un torrente furioso. Navegamos a contracorriente a una velocidad más que considerable, el agua choca contra la embarcación y la hace zozobrar y saltar cada vez con mayor violencia. La embarcación hace un receso y nos indican que guardemos las cámaras de fotos porque necesitamos las dos manos para agarrarnos a la barandilla que nos separa del agua (y de los caimanes, pienso). Superada la etapa crítica el río se ensancha y la fuerza del agua se tranquiliza un poco. Y de frente, imponentes, los primeros chorros de la Cataratas de Iguazú.


A bastantes metros ya empieza la lluvia a caer sobre la lancha, y se acerca más y más, y yo esto ya lo viví en Niágara (vd. entrada nº19 con la etiqueta de Ontario) y vengo preparado: me quito las botas, las meto en el saco impermeable, me ato dos bolsas del Mercadona cuán elegantes mocasines, me pongo una gorra encima del gorro, y, encima de la gorra y del parca, un impermeable. ¡ Hala, preparado¡... se creían que me iban a asustar, pobres.

A ver si me entendéis con un ejercicio. Paso previo: espera a que sea mes de enero. Pasos a seguir: 1. Vístete como te vistes en esas fechas. 2.Introduce una silla de plástico (con el asiento levemente acuencado para que el agua se pueda estancar) en el plato de ducha de tu baño.3. Introduce una manguera a la misma altura de la ducha. 4. Siéntate en la silla.5.Abre el grifo del agua fría de la ducha y de la manguera hasta el tope. 6.Permanece bajo los chorros durante 20 segundos.

No se acercaron al chorro, lo atravesaron. Eso sí, uno pequeñito, el menos denso, cualquiera de los otros nos hubiera engullido…no sé si lo sabían o simplemente tuvimos suerte. El capitán de la embarcación (también conocido como El Hijo Puta),vestido con un traje aislante de pies a cabeza, acerca otra vez el morro de la embarcación al chorro. La gente grita entre una densa lluvia que hace imposible ver nada. Por la cantidad de agua que nos cae encima intuimos que la embarcación está muy cerca del chorro…ya nadie envidia la primera plaza de proa.

Acaba el suplicio y miras a tus acompañantes y notas que sienten lo mismo que tú. Que no se arrepienten, que estuvo bárbaro ¡. ¡ La concha de la lora, menuda panda de zumbaos ¡

Después de la experiencia reflexiono sobre las dos cosas más importantes que he aprendido en este viaje:
1º) que los pantalones desmontables son un magnífico invento para pasar del invierno a verano y viceversa, por lo que su creador merecería mayor reconocimiento y prestigio a nivel mundial, y
2º) que la imbecilidad humana no entiende de razas ni fronteras cuando nos vestimos de turistas.

Espero que el paracetamol haga su efecto para el resfriado antes de tomar el vuelo para Buenos Aires. Allí tendré un rato para hacer la última entrada del blog antes de tomar el avión a Madrid.

16. Iguaçu (Brasil) y Paragüay

En Bs As -6º y en Iguazú ha sido el día más frío de la década, lo acaban de decir por la radio . En las cabañas, acogedoras con temperatura normal, tenemos que dormir con el chandal puesto porque en la zona no existe la palabra “calefacción”. Lo positivo: estás en la selva y no hay mosquitos, ni uno. La recepción está a la intemperie, bajo techo pero sin paredes, la cocina y el comedor (que sólo utilizo para desayunar) también. Son las 6 de la mañana…no pasa ná, cuando disfrutas te vuelves inmune, y lo único que me preocupa son mis compañeros de viaje, me aterra repetir lo de Montevideo.

Cuando llegan a recogerme soy el último en montar en la furgoneta. Somos doce. Un peruano erudito me pilla por banda y me va contando un montón de cosas históricas que yo desconocía, no os alarméis: erudito pero gracioso, que es compatible. Dos mejicanos de 20 años con una edad del pavo latente enseguida se dan cuenta que yo me manejo bien con los de su edad. Una argentina alocada e hiperactiva completa el plantel para hacer banda. Ha estado padrísimo.

Pasamos la primera frontera y nos metemos en el Parque Nacional do Iguaçu, en Brasil. Aquí no hay tren que recorra el parque, pero tienen un ascensor que te encarama a un mirador espectacular, y unos animalitos muy simpáticos con unas garras inquietantes que corretean entre los turistas: los coatíes. Lo de ayer te pareció tan irrepetible que para lo de hoy no te quedan palabras. No es mejor ni peor ni distinto, es mucho más de lo mismo: flipante. Empapados, porque llueve y porque la argentina nos has hecho meternos por un sendero al lado de uno de los chorros, volvemos al bus camino de Paraguay.

Hace muchos años hubo una gran guerra en la que brasileños y argentinos querían quedarse con Paraguay, no lo consiguieron y ahora los paraguayos se lo devuelven con su “caos”. No acatan las rigideces normativas de Mercosur, hacen competencia desleal a sus vecinos porque son unos chanchulleros que venden de todo sin ningún control, hablan guaraní para que nadie los entienda y van a su puta bola. Una argentina de más o menos 35 años le preguntó a un vendedor por una campera (cazadora) y el vendedor le dijo que esa campera era para adolescentes, y que “vos sos vieja”. La argentina sólo alcanzó a decir, mirándome a mí: “escuchaste lo que dijo?”, se quedó recallada, y eso, para un argentino, es algo inaudito.
Ciudad del Este es una ciudad dedicada exclusivamente a vender de todo a los países vecinos, y ese “todo” incluye también tráfico de órganos, muy famoso en el país y que todos tus acompañantes te recuerdan cuando pones un pie en las calles paraguayas. Aunque somos cinco, malo sea. La verdad es que yo recuerdo que en la plaza de San Martín los paraguayos increparon a un idiota que nos tiró con una botella, y que los vendedores no son tan “terribles” como dicen los argentinos… será que no conocen Dakar. En ningún momento te sientes amenazado ni incómodo en las calles paraguayas. Todo es muy barato, pero reconozco que es mi asignatura pendiente como viajero: no sé comprar. 

Nos metemos en el minibus con los mejicanos pidiendo karaoke, que ellos cantan Luis Miguel pero antes tengo que cantar yo flamenco, sale al quite la argentina loca y se lanza con Pimpinela y todos la seguimos. Patético. Pero divertido.

Llegamos a Itaipú, que como ya conoces alguna palabra en guaraní, comprenderás enseguida que significa “roca que canta”. La roca es la que estaba en el medio del río Paraná, entre Brasil y Paraguay, y cantaba por la gran corriente del río antes de hacer una de las obras de ingeniería más colosales del planeta: la presa de Itaipú. Ocho kms de presa para retener las aguas de unos de los ríos más caudalosos del mundo, 120 metros de caida en su lugar más elevado, 6.600 toneladas cada turbina…y ya no me acuerdo de más datos astronómicos. La verdad es que las vistas quedan muy empañadas con una lluvia incesante, y aunque las paradas que hacen en el recorrido siempre hay un refugio (con paraguayos vendiendo de todo) casi que preferimos volvernos a montar en el bus para seguir con lo de Pimpinela: ya hemos completado dos estrofas.

Llegas a Puerto Iguazu y te vas a cenar con la pandi de la excursión para demorar cuanto más tu regreso a la coqueta, pero gélida, cabaña. Aunque tampoco está mal tomarse un mojito en recepción oyendo las espeluznantes historias de los huéspedes: cómo sobrevivir una noche en una cabaña en mitad del bosque con una ola de frío polar y con una humedad del 98%. Educativo sí es.

sábado, 17 de julio de 2010

15. Parque Nacional de Iguazú.

Desde el aire el norte de Argentina es una sucesión de ríos y lagos. El avión va sorprendentemente bajo y el vuelo se convierte en un atractivo paseo turístico de hora y media de duración hasta la provincia de Misiones. Como te desplazas rumbo norte, prácticamente en la frontera con Brasil, piensas que la ola de frío antártico que azota Bs As aquí no habrá llegado. Error. Dicen en el lugar que hace tiempo que no pasaban tanto frío por estas latitudes. Qué bien.

Llegas a la ciudad de Puerto Iguazú. Complejos hoteleros, tiendas de souvenir y agencias de viaje configuran su fisonomía. No sabes si estás en una ciudad con mucho bosque o en un bosque con algunos edificios. Esta vez me alojo en un Hostel, muy comunes en Argentina. En cada cabaña se comparten literas y baño. En la mía no: estoy solito, con cama grande y baño privado. Desde que me "becó" Aerolineas me comporto como un nuevo rico (mi cabaña es la que hace esquina). Al entrar en mi habitación me encuentro una araña gigante y peluda, y sin reparar en que puede ser una especie protegidísima le pego un pisotón y la reviento. Me voy a recepción a pedir explicaciones: una, si es normal encontrarse ese tipo de alimañas en las habitaciones ; dos, si su picadura es mortal de necesidad. No es normal, me dice Lucas, esta mañana han estado abriendo una zanja al lado de la cabaña y han salido algunas. “Y no, no muerden”. Já, pienso yo. Me tiro a la calle para olvidar este episodio.

Das una primera vuelta por ahí para ir tanteando qué vas a hacer los días que estés por aquí. En un momento los días se llenan de contenido y la cartera se vacía. Pasemos al primero.

Siete de la mañana, me voy a la estación de ómnibus, destino: Parque Nacional de Iguazú. El parque es enorme, el recorrido por los senderos que te marcan para ir a ver los saltos es bastante largo pero después de la tralla de las calles bonaerenses vengo bien entrenado. Primero te subes en un trenecito que va entre la selva y todo te parece relindo. Te bajas y te pones a andar por un sendero que pone “sendero superior”.


Te recuerdo que Iguazú significa en guaraní “Aguas Grandes”.
¡ Vaya que sí ¡. Estando en Niágara (“trueno de agua”, ¿recuerdas?) con la boca abierta frente a las Cataratas, casi a punto de levitar ante lo que veía, me dijo una peruana: “bah, recién yo llegué de Iguazú y esto no es nada”, y yo, aún embobao oyendo el rugir de las aguas pensé: “¡ será imbécil la chula esta ¡”. Un año más tarde entiendo lo que dijo…y no quiero desmerecer a Niágara, sigo pensando que es impresionante.

Pero Iguazú cuenta (además de los numerosos saltos, de la altura de sus cascadas y el enorme cauce que llevan este año) con un entorno muy ventajoso: la exuberancia de la selva que las acoge. El espectáculo es indescriptible, al menos para mí: nunca me llegó a emocionar un cuadro ni una estatua pero sí la majestuosidad de la naturaleza.

 Y te vas al paseo inferior para sentir la lluvia que provocan. Una vez superada la fase mística del primer golpe de efecto te colocas bien tu bufanda. Hace bastante frío. Miras hacia abajo. Cae muchísima agua. Y en ese momento algo te hace estremecer: contrataste algo con un nombre muy sugerente, “Gran Aventura”. Y desde ya mismo te empiezas a arrepentir. Ya os contaré cuando llegue.


jueves, 15 de julio de 2010

14. Puerto Madero, la otra cara de la ciudad.

Soy un asesino en serie que se pasa el día matando gente. Es preguntarle a alguien cómo voy a cualquier sitio y es oir: "uy. me mataaaaste¡" (que viene a ser: ni puta idea). Aún así, suelo llegar donde me propongo.  A Puerto Madero pensaba ir con la bici de Claudio pero como tenía que pasar por todo el centro de la ciudad (y uno es valiente pero no tanto -acá manejan ná más que regular-) preferí irme en colectivo y allí alquilar una bici espantosa con una cestita que pensaba yo que en cualquier momento salía de allí el mismisimo E.T. y me ponía a volar. Afortunadamente no pasó.

Estamos ante el barrio más caro de la ciudad. ¿Recordáis que Recoleta era el pijo y el distinguido?...aquí nos encontramos con torres de más de 130 metros,  hoteles de 5 estrellas, puente de Calatrava (no puede faltar en estos tinglaos), y sede de las multinacionales que operan en Argentina: acá es donde se mueve la plata. Los grandes proyectos se paralizaron en la época del "corralito", pero la recuperación económica del país desde 2003 ha permitido el reinicio de edificios colosales, muchos de ellos aún por terminar.
Más allá de lo típico, de los tópicos, del tango, de la historia, de la monumentalidad...Buenos Aires es una ciudad cosmopolita, equiparable en servicios (y con mayor importancia económica) que la mayoría de capitales europeas. Puerto Madero nos ofrece esa imagen de modernidad que no empaña sino complementa todo lo demás.
Puerto Madero constiye la mejor estampa de una ciudad que, sin perder su acusada personalidad,  no quiere perder su consideración de ser una de las más importantes capitales a nivel mundial.

Intentas bajar del espanto de bici que llevas para echar una foto, te apoyas en un coche...y salta la alarma. Ahora sí agradecerías echar a volar, pero, como E.T no sale de la cesta, pedaleas y pedaleas y acabas en la Reserva Ecológica de Bs As.
La Reserva es un enorme parque natural que llega hasta el Río de La Plata, donde los bonaerenses sacan la cesta y la tortilla y se van a pasar el domingo. También hay mucha gente corriendo y montando en bici y cuando pasan por mi lado me miran como con vergüenza ajena por llevar una bici tan ridícula.

Y de vuelta a la ciudad te paras a ver a un montón de artistas callejeros que vagan por los parques del barrio, y entonces caes en que el "taximetro" de la bici sigue corriendo aunque tú estés tirao en el césped. Así que te deshaces de ella y te vas a Santa Fe con Callao y entras en la Librería Ateneo. Después de tantos días en la ciudad piensas que ya no queda espacio para sorprendente: alucino con la libreria, no creo que haya muchas en el mundo así.

Llegás a casa, muy fundido, y allá está Claudio con la cena hecha y dispuesto a tomar Quilmes, Brahma o un buen rojo de Mendoza.
 Che bolá ¡ no sabés? me metí en un bulo con un pibe bien copado ! No necesitás boliches para acabar choborra.

Al día siguiente tomás el tacho hacia aeroparque y sentís que Buenos Aires es tan bárbaro que no le va a importar que me lleve un cachito en mi blog.
 Aunque volveré para tomar el avión a Madrid, aquí me despido de esta fascinante ciudad.

Ciao-ciao Buenos Aires. Gracias Claudio.

(Nos vemos mañana en... qué sé yo) 

miércoles, 14 de julio de 2010

13. Rosario y Delta del Tigre.

(Sigo compensando el desfase temporal que llevo acumulado: la crónica de hoy abarca dos dias diferentes)

TIGRE es una ciudad al norte de Buenos Aires famosa por su delta. Puedes llegar a través del Tren de la Costa (izquierda), que es un tren para turistas con precio de turista y del que sólo descendieron japoneses cuando fui a echar la foto. También puedes coger un colectivo que te lleva a la estación de Retiro y de ahí pillas el tren para argentinos (derecha) con precio de argentinos. Como mi inmersión social y cultural sufrió un duro revés con mi excursión a Montevideo con turistas convencionales no dudé en tomar la segunda opción.

Llegas a Tigre y te montas en el primer catamarán que te ofrece el paseo, y detrás de ti aparecen todos los japoneses que viste descender del tren. Está chulo el paseo, como es difícil enseñarlo con una sola foto os dejo esta presentación del Delta del Tigre para que tengáis una imagen más ajustada de lo que vi.

ROSARIO es la tercera ciudad en importancia de Argentina (tras Bs As y Córdoba). Todo el mundo me aconsejaba ir a conocerla, la machada de la selección casi me lo impide pero al final saqué un día. Mi compa de departamento me acompañó a este viaje por pura amabilidad...también porque dice que le encanta esa ciudad; y también porque tiene allí unos amigos que hace tiempo que no ve; y también, solo un poco, porque le pagué el viaje (cuando lea esto me va a llamar de todos los tacos "castellanos" que se acuerde, que son muchos: ha trabajado para Orange en atención telefónica asi que incluso tú has podido insultar a Claudio alguna vez). Con guía incluido, y un frío del copón, salgo de casa a las 5 de la mañana

La ciudad está a 4 horas en micro. No entiendo cómo llaman "micro" a unos autobuses enormes, cómodos y espaciosos; aquí Autores o la Sepulvedana harían tremendo ridículo con sus buses.
A las dos horas de camino nos detiene la Gendarmería, un cuerpo bastante poco considerado y que suele estar formado por agentes de provincias pobres y de etnia indígena. Inmovilizan el vehículo porque viajábamos sin seguro. El pasaje no da crédito a lo que escucha y al conductor le cae una del quince, hasta que éste se explica. Realmente sí tenían seguro pero según opinión generalizada los gendarmes querían tocar bien las pelotas. Los argentinos gozan de extraordinaria facilidad de palabra  y si están enojados... me gustaría transcribir cómo se despachó una señora con los gendarmes, sólo me acuerdo de lo último: " no me mirés así que soy capaz de quedarme solo para reventarle las pelotas", eso después de decirles que estaban mal de la cabeza, y eso después de que los gendarmes, tras hora y media parados en una gasolinera, dejaran reanudar la marcha porque, milagrosamente, había aparecido el papel que antes faltaba. Tras esta interesante experiencia, que nos permitió conocer el terremoto de Chile por boca de un chileno que estaba tomando una cerveza en el momento del seismo en un bar de Concepción (epicentro del terremoto), llegamos a Rosario.


Lo más famoso de Rosario es un colosal Monumento a la Bandera,  que es una obra de esas cuya finalidad no acabo de entender. Intentamos encaramarnos a lo alto de la torre pero hay una cola enorme, desistimos y nos vamos a patear la ciudad.

Rosario tiene edificios históricos bien chulos pero bastante diseminados por la ciudad y siempre rodeados de grandes edificios modernos que impiden una foto digna de este blog.

Así que en vez de edificios bonitos os enseño un magnífico paseo fluvial construido hace poco e inaugurado por nuestra (...) -te doy la posibilidad de que pongas tú el adjetivo que mejor te parezca- Reina Sofía.

martes, 13 de julio de 2010

12. Belgrano/ Palermo/Av. Corrientes

Alejandro Sanz, Los Rodríguez y Maná, de ellos son los tres últimos temas que han puesto en la emisora que se escucha en casa. Estamos en julio y está puesta la calefacción: sólo por eso sé que no estoy en España. Estamos en plena ola polar, fui bien pelotudo cuando decía que acá no había invierno.
El recorrido no corresponde a un sólo día, tengo que compensar las entradas dedicadas a la Roja.

Nos vamos a Belgrano, un municipio que en el siglo XIX despuntaba al norte de la capital. Tanto despuntó que incluso se instalaron en él algunas instituciones del Gobierno de la época. El grande, enfadado, se comió al chico y Belgrano se incorporó como un barrio más de BAires.Hoy en día es un barrio con mucha vida comercial, así que vinieron los chinos y pusieron su puerta (foto izquierda) para delimitar el barrio chino de la ciudad.

Como no has venido a Bs As a ver chinos te vas a Palermo, que es el barrio más conocido de la ciudad, quizá por ocupar buena parte de la misma. Tan grande es el barrio que lo tienen que trozear para saber dónde estás; así puedes estar en Palermo Hollywood o Palermo Soho o puedes estar perdido, que es mi modo natural de estar en Bs As. Los bosques de Palermo constituyen el verdadero pulmón de la ciudad, a un lado de esos bosques te encuentras con el jardín botánico y con algo curioso: un jardín japonés (izquierda), con japoneses y todo porque fue un regalo de la embajada de Japón y allí se encuentra un centro cultural argentino-nipón.

Y para terminar el paseo te vas por la Av. Corrientes, la recorre el subte y es (junto con la Av.Córdoba) mi punto de referencia imprescindible para saber volver a casa. La actividad comercial de la Av. Corrientes seguramente supera a la de algunos países enteritos, pero yo ni lo he calculado ni nada, es solo pura apreciación al recorrer la calle en colectivo y ver pasar tiendas y tiendas durante varios kms. Y ya cuando estás en el centro: teatros.


En BAires nos encontramos teatros por todos los lados, pero es en la Av. Corrientes o muy cerca de ella donde se encuentran los más famosillos. No tenía claro si ir al Teatro Colón (a tu izquierda)  a ver un concierto de viola gratuito o al Gran Rex pagando. Afortunadamente opté por pagar.

No me penséis superculto, yo sólo conocía el Gran Rex por las canciones de Sabina, y supuse que ver a  Les Luthiers en su cancha no tenía precio. Sí lo tuvo, 50 pesos, pero fueron dos horas de carcajadas en un escenario imponente, con unos genios de la ironía, con un público entregado, con un señor que me dijo que si volvía a sacar la cámara de fotos se quedaba con ella y con una señora que me susurró que mis fotos eran sin flash y que no hiciera caso a ese boludo. Así que yo, muy elegante, me quedé con lo que me susurro la dama.




lunes, 12 de julio de 2010

11. Montevideo (II)

! Qué os voy a contar yo que no sepáis de Uruguay ¡, ah...¿que no sabes nada? , ¿que ni tan siquiera conoces a su héroe Nacional, Artegas?. Pues mal empezamos. Bueno pues ahí a la izquierda te lo pongo montado a caballo, debajo de la estatua hay una cripta, y dentro están las cenizas del Sr. este, que, como otros, tenía la idea de construir una única nación de toda la heredad hispana pero que al final se conformó con que Uruguay no fuera ni brasileño ni argentino, o algo así entendí. Aunque ya sabéis que a veces soy impreciso, yo cuento lo que me cuentan, esto no es una tesis doctoral. A destacar el bellísimo efecto de los aires acondicionados del bloque de oficinas en plena plaza monumental.

El edificio de la derecha es el icono de Montevideo, está en platos, manteles y postales, y no os puedo decir mucho más porque no pude leer el cartel informativo,  vi el bus irse y bien pensé que allí me dejaban. Resulta que en la plaza no se puede parar y el bus tiene que estar dando vueltas. En la primera vuelta los brasileños subieron porque las patatas las tenían arriba asi es que yo era la única causa de que el bus siguiera su ruta.

Si vienes de patear Buenos Aires Montevideo te parece bastante chiquitín. Como al lado de sus vecinos (Argentina y Brasil) son bastantes insignificantes se tienen que reivindicar constantemente, por ejemplo diciendo que los montevideanos (sí, es así) son porteños como los bonaerenses, y  que aquí nació la madre de todos los tangos (no me acuerdo como dijo que se llamaba, pero también lo podéis denominar Tango Uruguayo).
Montevideo es una ciudad muy turística, pero en veranito, en plan playa. Ahora sólo estamos los brasileños y yo.

Uruguay es el único país de América que no tiene población indígena. Solo quedaban los cuatro de la foto y un francés se los llevó a París para estudiarlos científicamente y al final acabaron en un circo y se quedaron sin descendientes indígenas. Yo también flipé cuando el guía relató esta historia tan estremecedora. Así que de los indios sólo queda el nombre del país: Uruguay, que, como sabrás, significa en guaraní "tierra de los pájaros de colores", toma ya ¡

La de la derecha es un monumento a los primeros colonos, la obra se llama "La Carreta", y la foto me salió relinda, así que la subo (recordad que si pincháis en ella la veréis más grande.  
Así que sin población indígenas y sin apenas inmigrantes (los inmigrantes de todo el cono sur eligen Argentina) resulta que la población uruguaya es mucho más europea que la población de cualquier país europeo en la actualidad.
Si a eso unimos que la ciudad está llena de parques y jardines, que está todo verdecito, y que hace un frío del carajo, en vez de estar en sudamérica parece que estás en Luxemburgo.

Y acabamos la visita con el edificio que más me gustó: el Palacio Legislativo. Es un edificio histórico del siglo...ni idea, pero es bien chulo. Le pregunté al guía que si tenía tiempo para entrar y me dijo que no, que el resto ya quería irse a comer, le miré asombrado, y me dijo que los brasileños suelen ser más educados que los que nos habían tocado, y fue ahí cuando le dije que eran unos cerdos impresentables, y él sonrió como si ya lo hubiese pensado.

10. ¡¡¡ CAMPEONES ¡¡¡

Camino a San Martín imágenes de la bandera argentina junto a la española empezaban a aparecer. Se iba palpando que hoy el ambiente iba a ser totalmente favorable. A las puertas del recinto aparece la mercadotecnia callejera a favor de la Roja.
A falta de mili nunca me había tocado tanto el chunda chunda del himno español, pero a alguien se le ocurrió q todo el mundo se enlazara...menos yo que tenía que echar la foto pero enseguida me uní como si estuviesemos a puntito de entrar en batalla, así que todos los desconocidos nos unimos con lo único que vertebra la Nación:  ¿el Corte Inglés?. también, pero ahora la Roja. No me voy a hacer el duro: fue un momento totalmente  emocionante.
Y el resto: ÉXTASIS ¡
Todos los post de este  viaje...


sábado, 10 de julio de 2010

10. Montevideo (I)

Me resultaba demasiado complicado ir a Uruguay por mi cuenta y visitar Montevideo, así que opté por la solución fácil: contratar un paquete turístico. Pero sólo a medias: yo hacía el viaje por mi cuenta y ya en Montevideo me añadían al rebaño.

El Río de la Plata separa ambos países. Parece un río porque el agua no se ve azul sino tirando a marrón, pero en realidad es un estuario que se adentra en el continente hasta la desembocadura del río Paraná, allí el agua del mar se mezcla con la del rio, por lo que el agua no es dulce ni salada sino todo lo contrario. En la foto dejando atrás Buenos Aires.

Tras tres horas y medias navegando llegas a Montevideo, capital de Uruguay y del mate. En Argentina también se bebe mate, pero aquí es puro vicio. Señoras que van a la compra, ejecutivos con corbatas, parejitas de paseo... todos con el cuenco de mate en la mano (por cierto, yo pensaba que era un licor y resulta que son hierbas que saben un poco como a trébol de la piscina cuando te caes de boca en el césped -no sé si tendréis referencias de ese sabor, yo sí-). Y lo de las banderitas de la izquierda es para que sepáis que esta gente le está preparando una entrada triunfal a su selección por haber llegado a semifinales, y como había  algunas banderas españolas en los balcones, yo les devuelvo el favor mostrando la suya en mi blog.

Llegas a la ciudad con ganas de conocer a tus acompañantes. Me toca en un autobús con un grupo de 15 brasileños. Nos paran en una plaza bastante chula y nos dejan diez minutos para la foto. Sin embargo, en la siguiente parada podemos "disfrutar" de 60 minutos: una tienda de souvenir (según el guía: una fábrica de artesanía). Respiro hondo.
Los 15 brasileños, todos/as con sobrepeso más que moderado, se compran sacos de patatas fritas y varias botellas de cocacola de dos litros y se pasan el día comiendo dentro del bus como auténtica piara. Respiro hondo varias veces más.

El guía, para complacernos a todos, habla en español y en portugués, pero a la vez. A veces el crujir de las patatas lo interrumpe y tose como diciendo: "sois unos cerdos impresentables", pero los brasileños no lo pillan. Casi todo lo dice en español pero con marcado acento portugués y de vez en cuando dice a la "dereita" o "muitos" y así los brasileños se creen que habla en portugués y se quedan tan felices...aunque pa mí que no le están haciendo mucho caso y su felicidad proviene de que alguien ha abierto otra bolsa y esperan llenar de nuevo sus manos ya grasientas.
Mañana, o cuando sea, os enseño Montevideo más detenidamente, pero antes tenía que contar la experiencia de mi viaje organizado. Como diría el guía: ¡ nunca mais !

jueves, 8 de julio de 2010

8. Saboreá Argentina

Cuando salgo de España intento probar comida del país, a veces con inusitado sacrificio para mis papilas gustativas.  Argentina era baza segura en este tema, aquí tampoco tienen la triste costumbre de matar los sabores con miles de especias, que es lo que hacen en casi todos los paises que he visitado. Realmente las parrilladas argentinas no difieren mucho de las de los domingos con mi familia, así que como en casa, por tanto genial. Por el equivalente a 5 € te puedes jartar en restaurantes con camareros vestidos como tales y en locales chulos.


Lo que ha sido un verdadero hallazgo es la pasta: yo en Italia no he comido pasta tan rica como aquí...y eso que en una ocasión estuve 8 días en Génova comiendo y cenando pasta de todos los colores (alguno de los que estáis leyendo sufristéis conmigo tan espantosa y cansina experiencia).

De pasta no tengo fotos, eso que veis a la derecha es un plato con harina de maiz, que ni sé cómo se llama ni qué más contenía (el camarero tampoco, eso me inquietó), pero estaba rico.

Y de postre...Buenos Aires tiene unas pastelerías que quitan el hipo, es sacrificado caminar por Corrientes y no meterte en todas ellas, e intentas resistirte porque eres consciente de que acabas de desayunar hace un rato... pero la tentación te supera.  Te dan ganas de comprarte uno de cada pero como en el fondo soy medio racional sólo me compro uno, eso sí, el más grande. Opto por un pastel muy típico y con una pinta a chocolate negro buenísima. En la  foto parece mucho más chico de lo que era, y pesaba más que bastante. Como curiosidad diré que te lo servían en un mostrador, te lo envolvían y te decían el precio, pero sin ticket ni nada, y cuando salias le tenías que decir al de la caja (bastante alejado de la barra y con muchos clientes de por medio) cuánto costaba lo que llevabas y te cobraban lo que tú decías. Uno que es honrado dijo lo que le habían dicho, pero me acordé de algunos/as de vosotros/as con un paquete de docena y media de pasteles...
Bueno, a lo que iba, le das el primer mordisco con ansia y...joder, qué cosa tan asquerosa. Era una especie de perrunilla bien mantecada con tres cms de crema de caramelo dulcísima y bien compacta que provocaba empacho inmediato. Pero ya que habías sido honrado y habías pagado lo que costaba te lo acabas con terrible esfuerzo, y al rato te tienes que ir para casa y te metes al baño rememorando la masa explosiva que te acabas de tragar a ver si con las naúseas que provoca su recuerdo vomitas lo que tienes dentro. Pero tanto asco me da la idea de volver a ver, aunque molidos, sus componentes que decido tan solo tomarme un almax (para mí tampoco ha resultado agradable contaros esto, pero es lo que hay).
...me acaba de decir la novia de mi casero que estos dulces suelen ser pequeñitos, y que si era grande es porque también se venden como postre para comida familiar...nos ha jodío ¡

7. illa, illa, illa...ESPAÑA maravilla !!!!!!

Mi bufanda recorrió media explanada de San Martín de mano en mano.
Seguro que en España esta siendo un acontecimiento y también me da pena no poderlo vivir allí. Aquí está siendo una experiencia inolvidable, y justifica que, por primera vez, la foto tenga alguna cara conocida (Señores Consejeros Delegados de Cruzcampo -que de seguro seguís este blog-, ahora que ya me conocen les dejo una propuesta: puedo pasear su bufanda por cuantos sitios del mundo tengan a bien destinarme. Sí, lo que estaban esperando: acepto su patrocinio) .


No tengo tiempo para escribir más, ya empiezo a estar ajustado de tiempo…y por “culpa” de la Roja tengo que volver a cambiar mis planes para el domingo.