Le hemos dado permiso a Momo para que descanse de la paliza que se dio ayer de no hacer nada. Desde el puerto de Dakar sale el ferrys hasta la Isla de Gorée.
Esta isla es el último trozo de África que pisaban estas gentes antes de ser hacinados en un carguero rumbo a los mercados negreros de la época: Cádiz, Lisboa, Burdeos, Amsterdam...
La condición insular de la fortaleza garantizaba el camino del no retorno, aunque aquéllos que conseguían zafarse de sus captores preferían que se los tragase el mar antes de ser encadenados, humillados, maltratados y convertidos en moneda de canje y bestias de carga.
La isla es Patrimonio Universal de la UNESCO, es pequeñita, se recorre en un rato. Está concebida como escenario colorista de pintores y artesanos, pero sobre todo es un homenaje al recuerdo, a la historia de la mayor deportación (en número y en tiempo) que haya padecido un pueblo.
En la "Casa de los Esclavos" me acerqué a un grupo con un guía: ningún museo del mundo me ha impactado tanto como esta casa colonial vacía de mobiliario y llena de sensaciones. "Durante dos siglos, relataba, se llevaron a los más capacitados, a los más rápidos, a los más fuertes", y relacionaba con brutal coherencia la actual miseria africana con el expolio humano de la época. Contaba que en la antigüedad, en todos los continentes, había habido esclavitud, pero ninguna forma de esclavitud conocida hasta entonces fue tan brutal: los europeos sustrajeron a los negros su condición de seres humanos. Contó algún detalle sobrecogedor del trato a los esclavos. Los negros del grupo, unos 15, escuchaban con mirada de absoluta tristeza, de profundo dolor. Los cuatro europeos que escuchábamos (dos francesas, un holandés y yo) percibimos que una brizna de sangre de nuestros antepasados aparecía de repente para incomodarnos y, confusos, nos cruzamos una mirada desconcertante...era vergüenza.
De vuelta a la frivolidad, la isla es bien chula. Te puedes tirar en una playita para ver llegar una patrullera de la Guardia Civil. Y alucinas. Y piensas en los barcos negreros de aquélla época lejana y salvaje. Y piensas en los esclavos embarcados en condiciones infrahumanas temblando de frío y de miedo. Y piensas en nuestro tiempo: tan racional, tan humano. Y piensas en cayucos cargados de personas embarcadas en condiciones infrahumanas, temblando de frío y de miedo...y sin antepasados remotos a quiénes poder cargar la vergüenza. Y te consuelas pensando que nuestra patrullera está aquí para ayudar.
Y te vas a tomar un café con leche. Te ponen agua caliente en una cacerola abollada, te dan un sobre de nescafé y te cobran tres euros por taza (precio para europeos)... hacen bien, les debemos mucho más ¡.
De vuelta al caos (Dakar) sales a cenar el plato nacional (Yassaf) no sin antes preguntar prudentemente si pica. "No pica", te dicen, y tú, incrédulo, añades "¿ni un poquito?". "No pica nada" concluyen. "Pues p´alante", decimos.
Sí, ya lo podéis imaginar: con solo mirar la foto ya te está picando. Sólo espero que los Reyes Magos me traigan esta noche una caja de Almax...aunque en la carta que les he escrito (y que he dejado sigilosamente en cuarto de baño de la habitación contigua) he pedido una wii o en su defecto cualquier cosa cara. Ya veremos que me traen.