sábado, 17 de julio de 2010

15. Parque Nacional de Iguazú.

Desde el aire el norte de Argentina es una sucesión de ríos y lagos. El avión va sorprendentemente bajo y el vuelo se convierte en un atractivo paseo turístico de hora y media de duración hasta la provincia de Misiones. Como te desplazas rumbo norte, prácticamente en la frontera con Brasil, piensas que la ola de frío antártico que azota Bs As aquí no habrá llegado. Error. Dicen en el lugar que hace tiempo que no pasaban tanto frío por estas latitudes. Qué bien.

Llegas a la ciudad de Puerto Iguazú. Complejos hoteleros, tiendas de souvenir y agencias de viaje configuran su fisonomía. No sabes si estás en una ciudad con mucho bosque o en un bosque con algunos edificios. Esta vez me alojo en un Hostel, muy comunes en Argentina. En cada cabaña se comparten literas y baño. En la mía no: estoy solito, con cama grande y baño privado. Desde que me "becó" Aerolineas me comporto como un nuevo rico (mi cabaña es la que hace esquina). Al entrar en mi habitación me encuentro una araña gigante y peluda, y sin reparar en que puede ser una especie protegidísima le pego un pisotón y la reviento. Me voy a recepción a pedir explicaciones: una, si es normal encontrarse ese tipo de alimañas en las habitaciones ; dos, si su picadura es mortal de necesidad. No es normal, me dice Lucas, esta mañana han estado abriendo una zanja al lado de la cabaña y han salido algunas. “Y no, no muerden”. Já, pienso yo. Me tiro a la calle para olvidar este episodio.

Das una primera vuelta por ahí para ir tanteando qué vas a hacer los días que estés por aquí. En un momento los días se llenan de contenido y la cartera se vacía. Pasemos al primero.

Siete de la mañana, me voy a la estación de ómnibus, destino: Parque Nacional de Iguazú. El parque es enorme, el recorrido por los senderos que te marcan para ir a ver los saltos es bastante largo pero después de la tralla de las calles bonaerenses vengo bien entrenado. Primero te subes en un trenecito que va entre la selva y todo te parece relindo. Te bajas y te pones a andar por un sendero que pone “sendero superior”.


Te recuerdo que Iguazú significa en guaraní “Aguas Grandes”.
¡ Vaya que sí ¡. Estando en Niágara (“trueno de agua”, ¿recuerdas?) con la boca abierta frente a las Cataratas, casi a punto de levitar ante lo que veía, me dijo una peruana: “bah, recién yo llegué de Iguazú y esto no es nada”, y yo, aún embobao oyendo el rugir de las aguas pensé: “¡ será imbécil la chula esta ¡”. Un año más tarde entiendo lo que dijo…y no quiero desmerecer a Niágara, sigo pensando que es impresionante.

Pero Iguazú cuenta (además de los numerosos saltos, de la altura de sus cascadas y el enorme cauce que llevan este año) con un entorno muy ventajoso: la exuberancia de la selva que las acoge. El espectáculo es indescriptible, al menos para mí: nunca me llegó a emocionar un cuadro ni una estatua pero sí la majestuosidad de la naturaleza.

 Y te vas al paseo inferior para sentir la lluvia que provocan. Una vez superada la fase mística del primer golpe de efecto te colocas bien tu bufanda. Hace bastante frío. Miras hacia abajo. Cae muchísima agua. Y en ese momento algo te hace estremecer: contrataste algo con un nombre muy sugerente, “Gran Aventura”. Y desde ya mismo te empiezas a arrepentir. Ya os contaré cuando llegue.


6 comentarios:

  1. qué bonito Luis, debe ser impresionante. Hoy si que me has dado envidia o por lo menos más que otros días. ¿tu gran aventura tiene algo que ver con montarte en un helicóptero para ver las cataratas desde dentro? es que de ti me espero cualquier cosa...BSS
    oye, que he cambiado de opinión pal bautizo de la niña quiero agua de las cataratas de Iguazú, por cierto, ya se baña en la piscina solo le dio miedo el primer día.

    ResponderEliminar
  2. No te he podido leer desde hace dos dias, por favor enviame foto de la bici por Puerto Madero. y lo de hoy...¡¡¡¡¡ joooooooder ¡¡¡¡

    ResponderEliminar
  3. ¡¡¡ Yo flipo. ¡¡¡ Tú tenías que haberte enrolao en "MISIÓN IMPOSIBLE".

    ResponderEliminar
  4. Desde la Costa da Morte estoy mirando tu blog, Luis, y pienso, coincidimos en la impresión que puede causar la naturaleza, y te doy la razón, más que el arte, y a mí me cuesta decirlo.
    No te preocupes por el paquete de turismo de aventura, ya lo pasaste, era la araña peluda esa...

    ResponderEliminar
  5. ¡Ah, pero ¿conoces hasta tres Anas con la desfachatez de mandarte al Perito Moreno sin mandarte una provisión de fondos?. Deberías mirar mejor con quien te juntas.

    Por cierto, al tiempo que tú te paseabas por Iguazú, mi madre hacía lo propio por las cataratas del Niágara, debidamente ilustrada por este blog. Supongo que eres consciente de que estas creando tendencia, así que cuéntanos todo lo que veas bien clarito que al año que viene me la veo tomando colectivos y viajando en subte.

    Bss

    ResponderEliminar
  6. Cuando abra la maleta en España retorceré mi ropa y... ¡ aguas de las cataratas ¡
    La Gran Aventura ya ha pasado, estoy vivo. Pero aún no ha sido narrada.
    Ana, me siento abrumado con lo de tu madre, espero que le guste tanto como me gustó a mi.

    Bss a todos. Hoy en especial a mis padres, que sé que antes de desayunar ya me están leyendo.

    ResponderEliminar