El rio Niágara hace de vaso conductor entre los grandes lagos (Erie y Ontario), y separa Canadá y EEUU, a ambos lados de la frontera nos encontramos con una ciudad del mismo nombre: Niagara´s Falls.
La ciudad en la parte canadiense tiene 80.000 habitantes y está concebida como un gran parque temático en torno a las cataratas. En mitad de una calle, como si fuera una casa más, te puedes encontrar el tren de la bruja; o en una plaza una lanzadera. También han hecho una torre tipo CN (mucho más baja, claro) como observatorio: ves las cataratas como si estuvieras en el mirador de las mismas, pero mucho más alto y pagando. Y para acceder al rio no hay manera de encontrar una verea sin pasar por taquilla.
El crucero por las cataratas es, entre todas las posibilidades de gastar dinero, la más interesante. Primero te dan un chubasquero azul que todo el mundo se pone enseguida para meterse en faena. El ejército de fumigadores
toma posición en el barco. Primero las cataratas en el lado yanqui. Están chulas, pero no las disfrutas mucho porque a poca distancias ves el superchorro del lado canadiense y quieres llegar al lío lo antes posible. Y quieres llegar para que el barco se acerque tanto al chorro que todos los fumigadores azules quedan totalmente calados: la catarata provoca viento y lluvia pulverizada por el impacto del agua sobre el agua. Te encuentras como en una tormenta en mitad del mar a puntito de naufragar, pero los fumigadores reímos y gritamos, y sacamos nuestra cámara de foto para intentar captar una imagen imposible y la volvemos a guardar rápidamente totalmente mojada.
La siguiente superaventura en guirilandia consiste en ver las cataratas desde abajo. Para justificar el desembolso adicional nos visten de fumigadores amarillos. Se accede mediante un ascensor que baja a unos tuneles: unos te llevan a una plataforma a pie del chorro; otros terminan en un mirador de unos dos metros en el que ves, desde atrás, la cortina de agua.
Como la cortina de agua es tan densa no se aprecia absolutamente nada del exterior, por lo que quizá en vez de estar viendo las cataratas estás viendo el parabrisas de un autobús regado con varias mangueras. Pero en guirilandia no te puedes plantear estas cosas porque has pagado caro la superaventura. Y tiras fotos. Y te extasias mirando el chorro... aunque me hubiese divertido más estar en el lado opuesto, proyectando agua con una manguera a una pantalla de cristal viendo como los guiris hacían fotos con caras de pasmaos.
En Niagara Fall´s tienen otras muchas formas de sacar pasta, pero cada guiri según su bolsillo (y su sentido común) puede optar por la que mejor le parezca. Ciertos guiris, con generoso presupuesto y con muy escaso sentido común, se apuntaron a todo lo que los chinos ofrecían. Y no les dio tiempo a montarse en tos los cacharritos que habían pagado, y se la liaron a los chinos, y se montó una trifulca en el bus que bien pensé yo que los chinos nos iban a dar un último espectáculo de artes marciales en directo.
Ah, creo que no lo he dicho: las Cataratas son verdaderamente impresionantes. Cada diez años retroceden 30 cms debido a la erosión, así que no tardes mucho en venir, aunque...leyendo esto es como si hubieras estado, ¿a qué sí?