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lunes, 12 de julio de 2010

11. Montevideo (II)

! Qué os voy a contar yo que no sepáis de Uruguay ¡, ah...¿que no sabes nada? , ¿que ni tan siquiera conoces a su héroe Nacional, Artegas?. Pues mal empezamos. Bueno pues ahí a la izquierda te lo pongo montado a caballo, debajo de la estatua hay una cripta, y dentro están las cenizas del Sr. este, que, como otros, tenía la idea de construir una única nación de toda la heredad hispana pero que al final se conformó con que Uruguay no fuera ni brasileño ni argentino, o algo así entendí. Aunque ya sabéis que a veces soy impreciso, yo cuento lo que me cuentan, esto no es una tesis doctoral. A destacar el bellísimo efecto de los aires acondicionados del bloque de oficinas en plena plaza monumental.

El edificio de la derecha es el icono de Montevideo, está en platos, manteles y postales, y no os puedo decir mucho más porque no pude leer el cartel informativo,  vi el bus irse y bien pensé que allí me dejaban. Resulta que en la plaza no se puede parar y el bus tiene que estar dando vueltas. En la primera vuelta los brasileños subieron porque las patatas las tenían arriba asi es que yo era la única causa de que el bus siguiera su ruta.

Si vienes de patear Buenos Aires Montevideo te parece bastante chiquitín. Como al lado de sus vecinos (Argentina y Brasil) son bastantes insignificantes se tienen que reivindicar constantemente, por ejemplo diciendo que los montevideanos (sí, es así) son porteños como los bonaerenses, y  que aquí nació la madre de todos los tangos (no me acuerdo como dijo que se llamaba, pero también lo podéis denominar Tango Uruguayo).
Montevideo es una ciudad muy turística, pero en veranito, en plan playa. Ahora sólo estamos los brasileños y yo.

Uruguay es el único país de América que no tiene población indígena. Solo quedaban los cuatro de la foto y un francés se los llevó a París para estudiarlos científicamente y al final acabaron en un circo y se quedaron sin descendientes indígenas. Yo también flipé cuando el guía relató esta historia tan estremecedora. Así que de los indios sólo queda el nombre del país: Uruguay, que, como sabrás, significa en guaraní "tierra de los pájaros de colores", toma ya ¡

La de la derecha es un monumento a los primeros colonos, la obra se llama "La Carreta", y la foto me salió relinda, así que la subo (recordad que si pincháis en ella la veréis más grande.  
Así que sin población indígenas y sin apenas inmigrantes (los inmigrantes de todo el cono sur eligen Argentina) resulta que la población uruguaya es mucho más europea que la población de cualquier país europeo en la actualidad.
Si a eso unimos que la ciudad está llena de parques y jardines, que está todo verdecito, y que hace un frío del carajo, en vez de estar en sudamérica parece que estás en Luxemburgo.

Y acabamos la visita con el edificio que más me gustó: el Palacio Legislativo. Es un edificio histórico del siglo...ni idea, pero es bien chulo. Le pregunté al guía que si tenía tiempo para entrar y me dijo que no, que el resto ya quería irse a comer, le miré asombrado, y me dijo que los brasileños suelen ser más educados que los que nos habían tocado, y fue ahí cuando le dije que eran unos cerdos impresentables, y él sonrió como si ya lo hubiese pensado.

sábado, 10 de julio de 2010

10. Montevideo (I)

Me resultaba demasiado complicado ir a Uruguay por mi cuenta y visitar Montevideo, así que opté por la solución fácil: contratar un paquete turístico. Pero sólo a medias: yo hacía el viaje por mi cuenta y ya en Montevideo me añadían al rebaño.

El Río de la Plata separa ambos países. Parece un río porque el agua no se ve azul sino tirando a marrón, pero en realidad es un estuario que se adentra en el continente hasta la desembocadura del río Paraná, allí el agua del mar se mezcla con la del rio, por lo que el agua no es dulce ni salada sino todo lo contrario. En la foto dejando atrás Buenos Aires.

Tras tres horas y medias navegando llegas a Montevideo, capital de Uruguay y del mate. En Argentina también se bebe mate, pero aquí es puro vicio. Señoras que van a la compra, ejecutivos con corbatas, parejitas de paseo... todos con el cuenco de mate en la mano (por cierto, yo pensaba que era un licor y resulta que son hierbas que saben un poco como a trébol de la piscina cuando te caes de boca en el césped -no sé si tendréis referencias de ese sabor, yo sí-). Y lo de las banderitas de la izquierda es para que sepáis que esta gente le está preparando una entrada triunfal a su selección por haber llegado a semifinales, y como había  algunas banderas españolas en los balcones, yo les devuelvo el favor mostrando la suya en mi blog.

Llegas a la ciudad con ganas de conocer a tus acompañantes. Me toca en un autobús con un grupo de 15 brasileños. Nos paran en una plaza bastante chula y nos dejan diez minutos para la foto. Sin embargo, en la siguiente parada podemos "disfrutar" de 60 minutos: una tienda de souvenir (según el guía: una fábrica de artesanía). Respiro hondo.
Los 15 brasileños, todos/as con sobrepeso más que moderado, se compran sacos de patatas fritas y varias botellas de cocacola de dos litros y se pasan el día comiendo dentro del bus como auténtica piara. Respiro hondo varias veces más.

El guía, para complacernos a todos, habla en español y en portugués, pero a la vez. A veces el crujir de las patatas lo interrumpe y tose como diciendo: "sois unos cerdos impresentables", pero los brasileños no lo pillan. Casi todo lo dice en español pero con marcado acento portugués y de vez en cuando dice a la "dereita" o "muitos" y así los brasileños se creen que habla en portugués y se quedan tan felices...aunque pa mí que no le están haciendo mucho caso y su felicidad proviene de que alguien ha abierto otra bolsa y esperan llenar de nuevo sus manos ya grasientas.
Mañana, o cuando sea, os enseño Montevideo más detenidamente, pero antes tenía que contar la experiencia de mi viaje organizado. Como diría el guía: ¡ nunca mais !