viernes, 28 de febrero de 2020

Vesubio y Pompeya



Los 1281 metros del Vesubio se ven imponentes desde la ciudad de Nápoles y desde su bahía camino a Capri, por lo que su contorno lo llevas viendo varios días. Te llama, te atrae, te hipnotiza hasta su cima....venga, déjate de misticismos y pilla el tren interregional hacia Herculano y luego camina 40 minutos hasta el bus de Vesuvio Express... o bien pilla la línea de tren correcta (el Ciurcumvesuviano) que te deja justo frente al bus que te llevará hasta el Parque Nacional del Vesubio. Si entiendes la ironía te ahorrarás 40 minutos andando por los arrabales de Herculano y no te habrás perdido nada, porque tan siquiera has entrado a las ruinas de esta ciudad que también fue engullida por el volcán al mismo tiempo que Pompeya, que es la que se llevó todo el mérito (si por mérito entendemos ser devorada por uno de los más dramáticos acontecimientos vividos por la humanidad por un fenómeno natural).

Son 10 € el bus y otros 10€ la entrada al parque aunque si esto lo estás leyendo en 2050 quizá ya no sea así, así que espabila al leer. El bus te deja en la entrada al parque y tienes que subir hasta el cráter, extasiarte, sacar fotos, perder el palo selfie, quedarte abobaito y bajar. Todo esto en 90 minutos porque tienen que seguir haciendo caja llenando otro bus. ¿Mereció la pena?...solo te digo que el Vesubio ha entrado en mi Top Ten particular de sitios acojonantes, compartiendo lista con el Parque de Plivitze o las Cataratas de Iguazú, que ahí es ná!!!

Hoy en día sigue siendo un volcán activo, uno de los más peligrosos del mundo, sobre todo si tenemos en cuenta que en sus faldas viven unos 3 millones de habitantes, razón por la que esos habitantes no arreglan sus calles, ni respetan semáforos, ni mucho menos alicatan sus baños, porque ante tal peligro hay que vivir al día y ¿qué peligro va a suponer montar tres en una moto cuando un volcán te puede engullir?...pues eso, vive la vida loca.

Tan alucinante te ha parecido el Vesubio que te atreves a pensar que Pompeya puede ser prescindible. ! Hay que ver qué tonterías piensa uno en los 15 minutos de trayecto en tren de Herculano a Pompeya !

Pompeya, igual que Herculano, fue sepultada por la ceniza y la lava en el año 79 d.c. dejando enterradas pero intactas estas dos ciudades que han supuesto un testimonio único, el mejor libro abierto para el estudio de la época romana. Pompeya no es una obra faraónica ni de culto a ningún Dios, ni homenaje a un Emperador, sino la vida misma de sus calles perfectamente alineadas, sus casas, con sus habitaciones, con su intimidad enterrada en lava. No faltan casas de ricos y no tan ricos, la de Rómulo y Remo, las de militares, las de comerciantes, artesanos o labradores, el anfiteatro, sus foros, su mobiliario urbano, sus estatuas...

...Y el lupanar. Sí, parémosno aquí que veo que te interesa. Como la clientela puticlubera venía de lugares a veces remotos y el traductor de Google no tenía cobertura, el "menú" estaba pintado sobre la puerta de cada habitación así los viajeros solo tenían que señalar el cuadro donde graficamente aparecía la postura ofertada. Luego la comunicación se desarrollaba a modo de aullidos, como los lobos, de ahí el término lupanar (de lupus, lobo). Así que...!! lo de "qué loba" venía de ahí!!! (todos los micro o macromachismos reproducidos en este párrafo son obra del guía, yo solo transcribo lo que oigo, me eximo así de la responsabilidad civil y/o penal que de estos párrafos pudieran derivarse).

Como curiosidad pelín escabrosa puedes ver a los pompeyanos de la época  huyendo de la erupción y momificados en el mismo instante de su muerte por la capa de ceniza que los cubrió conservando así su silueta petrificada.

Me pregunto, en estas fechas de histeria colectiva y global, si los pompeyanos de ahora pensarán que su civilización volverá a ser barrida del mapa con otra erupción letal a modo de coronavirus asesino. Esperemos que no.

Este viaje incluye los siguientes post: 

1. Nápoles.
2. Isla de Capri.
3. Vesubio y Pompeya.


jueves, 27 de febrero de 2020

Capri


Jacqueline Kennedy la puso de moda, desde entonces pasan por aquí lo más granado del famoseo mundial : Carolina de Mónaco, Dolce&Gabana, Louis Vuitton, Leonardo di Caprio, Richard Gere, Messi... son algunas de las celebridades que puedes ver (o a veces no) por esta isla exclusiva y resultona. Pero antes de juntarte  con toda esta cuadrilla tienes que llegar en Ferry desde Nápoles. Los hay caros y rapidísimo: 45 minutos. Los hay más baratos pero tardan el doble. Si eres de los que, como yo, consideras el trayecto una parte esencial del viaje elige el lento al menos que quieras verte, también como yo, refunfuñando todo el camino porque no te dejan salir a cubierta sintiéndote como un mono enjaulado, y te pasas los 45 minutos maldiciendo tu elección.

No has puesto aún los dos pies en tierra y ya has comprado una excursión para darle la vuelta a la isla en barca y mitigar el cabreo del ferry. La barca se llama la Grotta Azzurra, una célebre gruta con aguas cristalinas y estalactitas. Allí se mete la barca salvo que haya marea alta. Hay marea alta. Tan alta que solo deja a descubierto un trocito de la entrada a la gruta por el que difícilmente entrarías en una colchoneta (posiblemente para ahogarte dentro) así que desde el barquito te piden que imagines el agua azul eléctrica que no vamos a ver en esta ocasión, pero si vuelves por aquí y la marea está baja lo mismo sí.

Bueno a lo mejor te suena a desastre total pero, aún sin gruta, merece la pena: altísimos acantilados, cuevas, aguas cristalinas donde puedes ver como se hunden mis gafas de sol hasta tocar fondo, la casa de Sofía Loren, y, por supuesto, el sitio donde D&G grabó su anuncio más conocido: los Farallones de Capri, tres grandes peñascos de más de 100 metros de altura plasmados en toda la imaginería de souvenir de Capri (magnetos, postales, platos, manteles, cuadros...). Por el túnel que forma el Faragliones di Mezzo pasa el Grotta Azzurra para alborozo de todos los guiris que celebramos la buena maña del capitán del Grotta para no estrellarnos contra las rocas.


Pilla el bus que te sube hasta Capri y disfruta pensando el cocedero que debe ser esto en verano en estas callejuelas tan estrechas.Llegas a la Piazza Umberto I, más conocida como la  Piazzeta, donde la jet set mundial se mezcla con los turistas que solo entran al bar para echar un pis (ya me dirás en qué grupo me has imaginado).  Las estrechas callejuelas te parecerán muy glamurosa y todo lo que tú quieras pero, como tienes mucho más sentido práctico que bohemio, también te digo que tú no te ves cargando por aquí con las bolsas del Mercadona. Ten cuidado con el paseo porque si te descuidas bajas al mar por la otra cara de la isla y si desde allí sale algún ferry lo haría con dirección a Argelia.

Una vez que Google Map te ha reubicado bajas a Marina Grande donde te espera otra vez el Ferry donde no te dejan salir a cubierta, aunque al menos esta vez han puesto a un numeroso grupo de chinos para que el trayecto se haga más emocionante en plena histeria mundial por el coronavirus. Como los chinos han ido a la planta baja te quedas arriba observando como todos los occidentales que bajan por las escaleras, al ver el percal, suben de inmediato: creo que hay razones más que contundentes para dejarnos salir a cubierta. Pero ni por esas !

Este viaje incluye los siguientes post: 

1. Nápoles.
2. Isla de Capri.
3. Vesubio y Pompeya.

miércoles, 26 de febrero de 2020

Nápoles

Llegas al aeropuerto y es como el de cualquier ciudad europea: sus escaleras mecánicas, sus puertas automáticas, su disparo en la sien con un termómetro por si llevas el coronavirus,  su policía fiscal preguntándote cuánto dinero llevas en metálico...en fin, lo normal.

Es salir del aeropuerto y te vienen dos opciones: A) que te has equivocado de continente, B) aceptar que a veces los tópicos  se cumplen. Pues va a ser B aunque las calles, el caos en las intersecciones, los bocinazos, el mobiliario urbano y la calzada te recuerden más a Tetuán que a una ciudad europea. Aunque cuando llegas a tu barrio (al lado de la Piazza Garibaldi) en vez de Tetuán te parece Katmandú.

Comienzas a andar hacia el centro al buen tuntún y te encuentras el funicular central y te montas porque has leído que las vistas son muy bonitas. Todo el trayecto discurre por un túnel hormigonado y llegas a la cumbre de una cima sin haber visto nada de nada. Pero quiere la providencia llevarte hasta el Castillo de San Telmo (para ti que eres más de acertar a la primera te aconsejo el funicular de Montesanto) una magnífica fortificación donde alguien grita por un megáfono que la Biglieteria está a à derecha y que hay que pagar las mejores vistas de Nápoles, con el Vesubio al fondo.

A lo mejor si te tropiezas llegarías rodando al mar: no es mi pretensión ofenderte con tu redondez sino una forma de explicar lo empinada que están las calles hasta desembocar en la Plaza del Plebiscito. Por un lado el Palacio Real, por otro la Basílica de San Francisco de Padua: por dentro es parecidísimo al Parthenon, te lo digo por si en tu "insta" quieres ubicarte en Roma. A pocos metros de la plaza encontrarás la Galleria de Umberto I igualito a la de Enmanuelle II... por si quieres decir que también fuiste a Milán. Mira qué bien, sin salir de la Plaza ya puedes fardar de haber recorrido el país de norte a sur.

Llegas al Quartieri Spagnolo y flipas. Pintoresco, auténtico, profundo, desaliñado...todo cabe. Estrechas calles con su ropa tendida, las esquelas de medio metro, altares acristalados con los retratos de los difuntos, las miradas perdidas y ausentes de algunos peatones...sí, aparte de muchos indigentes también se ve gente, cómo decirlo.. peculiar, como ida, como si hubieran abusado demasiado de ciertas sustancias y se les notara las secuelas, a ver si te pongo algún ejemplo que puedas entender: ah sí, gentes como el Luisma y el Barajas. O como a Maradona, el napolitano nacido en Argentina a quien aquí se venera como un Dios, con su altar y todo.


Para el turista que recorre  los puntos monumentales lo del caos y la suciedad puede resultarle incluso pintoresco, pero te aseguro que resulta cansino: los pasos de peatones no se respetan, los semáforos tampoco, lo bueno es que el peatón también hace lo propio y puedes cruzar por donde te de la gana siempre que no te tiemble la palma de la mano al parar los coches con determinación . Lo de las motos es otra: no es excepcional ver tres en una moto, sin casco, por supuesto; cuando ves pasar un pastor alemán (adulto) viajando entre dos personas ya ni te sorprende, pero la palma se la lleva la de la foto: la ragazza escribiendo al móvil mientras el bambino salta alegremente agarrado al manillar. Señores de la DGT que siguen este blog: !!no tengan piedad con ella!!!

Para que no te quedes con mal sabor de boca, te muestro un poco más la otra cara. Las obras de metro de la Piazza Municipio se han paralizado porque han encontrado un puerto griego. Tal cual. Y es q dicen de Nápoles que es como una Lasagna y cada capa una civilización que ha dejado sus huellas: en la parte baja griegos y fenicios, luego romanos, visigodos, franceses y españoles. Toma Vía Toledo en dirección Piazza di Dante y toparás con una de las primeras capas de la lasagna: la   Ciudad Subterránea una laberíntica ciudad debajo de la ciudad de pasadizos estrechos donde te adentras con una vela y con la sensación de que quizás no salgas de allí nunca más. Esta ciudad se construyó por los griegos, pero fue en el siglo XX donde encontró mayor utilidad albergando a 200 mil napolitanos al cobijo de los incesantes  bombardeos en la II GM, seguro que sabes que Nápoles fe la ciudad italiana más castigada por esta guerra. Sigue por Spaccanapoli para adentrarte en el Duomo di San Gennaro, la espectacular catedral donde se conserva el Tesoro di San Gennaro, una de las colecciones de joyas más importante del mundo, que contiene además la reliquia de la licuefacción de la sangre del santo que un día al año se hace líquida vete tú a saber por qué.

Camina hacia el puerto deportivo y pilla paseo marítimo hasta  Castello dell'Ovo donde el Rey no sé cuantito (de eso no me enteré, pregunta tú) escondió un huevo en una caja y proclamó que cuando se rompiera el huevo Nápoles desaparecería. El huevo sigue sin aparecer y los historiadores siguen sin desvelar qué se había fumao el colega. Regresa por Piazza Municipio, llena de lobos hambrientos, haciendo unas fotos al Castillo Novo o de Maschio Angioino y ya estás en el puerto. Y, ya que estás aquí, pilla un ferry que te vas a una isla. Pero eso ya será mañana.

Nápoles no te dejará indiferente: caótica, monumental, ruidosa, religiosa o irreverente...bella, Napoli!!

Para despedirte de la ciudad harías bien en reservar habitación en el NH que ocupa el único rascacielos en el centro de la ciudad. Sube a la planta 30 y tendrás unas vistas espectaculares. Si no te compensa lo de alquilar habitación para echar unas fotos te va a tocar, como a mí, colarte.


Este viaje incluye los siguientes post: 

1. Nápoles.
2. Isla de Capri.
3. Vesubio y Pompeya.