viernes, 25 de octubre de 2013

Messolongui

En Grecia también hay cascos para las motos, pasos de peatones y normas de circulación, otra cosa es que se les dé el uso pertinente. 

En bares y restaurantes hay ceniceros en todas las mesas por lo que quizá te parezca improcedente preguntar si se puede fumar. Con sonrisa de anárquico por obligación tu vecino de mesa te dirá que fumar está prohibido, pero si te fijas en su rostro (y en la última bocanada de humo que acaba de expulsar) puedes leer: “estamos jodidos así que hacemos lo que nos sale los huevos” (dispensen ustedes este lenguaje soez, pero te aseguro que es la interpretación adecuada de su gesto). Y eso de hacer lo que nos dé la gana incluye que los chavales se levanten en el autobús y bailen en el pasillo la música choni-cani griega y que, en ocasiones, sean las mismas profes las que les arengan, también levantadas, desde las primeras filas. Entre la música, las voces y los chillidos de los alumnos hay veces que, si el sueño te vence, cuando te despiertas no sabes si estás en un autobús o en mitad de un coma etílico.


Por cierto, vamos camino de Messolonghi, capital de Etolia-Arcanania. La ciudad, famosa por su laguna salada, quizás te resulte inolvidable a tu regreso: los griegos han cogido dos sacos de sal, de unos 40 kilos cada uno, y mucho me temo que nos los van a regalar. Ello son así de espontáneo. Tanto que pueden invitarte a su casa a tomar un café y lo primero que te preguntan es cuánto ganas, luego,  sin venir a cuento, le preguntan a mi compa que por qué no está casada y luego, te lo juro, te enseñan su album de fotos de boda (de hace 20 años). A veces te parecerá que has retrocedido en el tiempo cuando ves los Cristos presidiendo todas las aulas o  cuando oyes a tus alumnas contando cómo esta mañana las han sacado al patio y se ha puesto todo el mundo a rezar en formación...y ellas  flipando, igual que tú al leerlo.

De Messolonghi no te vayas sin pasar por un restaurante de pescado para degustar diferentes platos. Y ya cuando casi no puedes más, los griegos te dicen que no pasa nada porque se deje algo: aún queda el plato principal. Y cuando ves llegar un pescado de dimensiones bacanales te dan ganas de salir a correr, pero ya ni puedes. Son excesivos en la comida y excesivos en su afán por agradar. El otro día tomando un vino pregunté, por quedar bien, que dónde podía comprarlo, "no te preocupes", me dijeron.



Esta mañana me han sacado del insti, me han metido en un coche, hemos atravesado dos pueblos, nos hemos metido por un camino agrícola y he acabado en la bodega que fabrica el vino que dije que me gustaba. Yo cuando me monté pensaba que me llevaba a un supermercado. El griego que te lleva no habla una palabra en otro idioma que no sea el suyo,menos mal que Kiss FM rompe el  silencio. La vendedora sí habla inglés y  te excusas con ella porque se ha empeñado en enseñarte toda la bodega pero tú debes volver al instituto para hacer actividades, y tú que no, y ella que sí,  y te dice que solo serán unos minutos, que no, que de verdad, que thank you pero que me tengo que ir. Da igual que tú no quieras, si ellos dicen que comas comes, si te quieren enseñar su bodega ya puedes decir tú misa ortodoxa...la vas a ver sí o sí.


4 comentarios:

  1. Otra vez se perdió el anterior, que lo pases bien el finde aquí ya sabes futbol y cervecita. Chao y besos te leo el lunes.
    PD. No sé cuando vuelves....

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    1. Antes de dar a comentar copia tu mensaje, así si no se te publica solo le tienes q dar a "pegar"(es lo q hacen mis alumnos en el blog de clase). Camisetas de manga corta ya no me quedan, aqui sigue siendo verano...por contar algo más. Bss

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  2. Después de leer esta entrada he llegado a la conclusión de que mamá es griega.

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