De Burdeos se suele decir que es París en pequeño, con la ventaja de que aquí no hay parisinos estiraos. La ciudad es mundialmente conocida por sus vinos, igual que Robledillo de Gata, y todos los días salen excursiones cargadas de gente de todo el mundo a ver las bodegas: en la recoleción hay muchos japoneses que vienen en plan "turismo" a recolectar la uva. Les hacen trabajar como mulas y en vez de pagarles les cobran. Visité hace un par de años una de esas bodegas y allí están las fotos de los japoneses sudando como bestias a punto de reventar...si en vez de japoneses fueran mozambiqueños no se llamaría a esto "actividad turística" sino "mafia explotadora", pero ya se sabe "sarna con gusto..."
También para no ser menos que París, se hicieron su teatro de la Ópera (derecha) Aquí fui yo la primera vez que estuve en Burdeos. Por no sé qué cosa ponían las entradas a 10€, así que entré por la curiosidad de ver una ópera: craso error, no fue una ópera sino un señor tocando el laúd (o algo así) que me aburrió soberanamente los 40 minutos que aguanté, pero el teatro es mu chulo.
Y claro, pa no desmerecer con la nobleza, los curas también hieron sus aportaciones a la monumentalidad de la ciudad, y construyeron la Cathédrale de St. André, que, como veis, es de ésas que, incluso yo, me atrevo a decir que es gótica.Al lado de la catedral está el Ayuntamiento, que también es mu chulo pero que no os pongo fotos porque tardan mucho en subir y ya me estoy enrrollando demasiado, que es viernes y he quedado con los profes del Blanquefort con un plan rompedor y bestial: me llevan al cine.(este post está escrito el viernes, simplemente he programado su entrada para que fuese el último, es decir, la anterior entrada es posterior en el tiempo a ésta, pa que no te líes).
Y para completar la postal de ciudad imponente, por aquí pasa el Garona, que no es tan gigantesco como aquel San Lorenzo de Montreal, pero con él podríamos llenar el Duero, el Tajo y el Guadiana. Aunque juega con ventaja: Burdeos no está en el litoral costero pero está a nivel del mar, y las mareas del Atlántico se notan en el río, por tanto si bebes agua sabrá salada (y luego probablemente morirás, porque tiene una pinta....).
Y ya pa rematar, la ciudad es un destino universitario de primer orden y eso se nota en las calles... tan es así que he visto hasta una tuna cantando en francés. Bendita globalización.
Y con esto acabo mi segunda edición bloguera, que no mi viaje. Gracias por acompañarme, y espero que os haya gustado. La próxima edición será por enero, no puedo decir destino porque es una sorpresa (ingrata, quizá) para mis acompañantes: han pagado un viaje y no saben dónde los llevo (además son reincidentes...hay gente pa tó ¡¡ ).
Au révoir, Bordeaux ¡
 bientôt, à tous ¡