lunes, 16 de febrero de 2015

Roma.

Sí, medio mundo recorrido y nunca había estado en Roma. Imperdonable. Así que propósito de enmienda, vuelo baratito y tres días de carnaval por delante para solucionar la afrenta a, sin duda, una de las ciudades más impresionantes que puedes visitar.
Y como esta vez hago la crónica en riguroso diferido supongo pasará desapercibida para los viajeros virtuales que a veces me acompañan y, también, para el resto del mundo que ignora mi existencia y viven tan anchos y tan panchos sin ningún tipo de remordimiento; de lo que deduzco que este post no será muy leído, pero aquí quede para mis recuerdos.



Lo bueno de hacer la crónica unos meses después del viaje es que has olvidado las esperas, las colas, la birria de la habitación del hotel del primer día. Lo malo de hacer la crónica unos meses después del viaje es que tampoco recuerdas muy bien todo lo demás. Así que este post tendrá más fotos que letras, voy a preguntar por ahí a ver si alguien me echa una mano...

Y sí, por lo visto hay gente con memoria más generosa que se acuerda de la la Fontana repleta de andamios y de la pizza en la la Piazza del Popolo nada más llegar a Roma. Te levantas y te vas a ver un cañonazo a las 12 en punto de la mañana que marca el punto de salida para el maratón urbano que te llevará por toda la ciudad para no dejar de preguntarte cómo no habías venido antes.

Ya que es Carnaval te cruzas con una estampa que lo atestigua y te hacen un numerito en plena calle que...en fin, digamos que Roma tiene otros atractivos más notables.

La ciudad sorprende en cada esquina con algo que en cualquier otra ciudad sería muy destacable pero que en ésta se diluye ante la cantidad de estampas imponentes que inundan cada calle. Así que tú sigue viendo fotos mientras pasamos de día para irnos directamente a hacer cola para subir al a la Catedral de San Pedro.

Es una lástima que el Vaticano sea tan chiquitín que tan siquieras hayas advertido que el mapa acaba de cambiar para acoger, entre los visitados, al país más pequeño del mundo. Qué pequeño pero qué poderío, qué estampa desde la Cúpula, qué piernas más duras tras los más de 300 escalones. Como el Papa no aparece te tienes que conformar con el entierro de un Cardenal y...

...Y antes de que empiece a blasfemar y que la Guardia Suiza te eche del templo sigamos la ruta que aún tenemos que ir al barrio de Trastevere a pasear por sus callejuelas y a comer pasta (que debe ser como para un guiri ir a Malasaña a tomarse unas tapas), y a una iglesia en la que se suben las escaleras de rodilla, y a otra, y a otra...ah , y al Coliseum, claro.

Espectacular. Roma es espectacular. Y qué mejor que rematar la faena con otro espectáculo que Rynair gentilmente te ofrece. Como vas en ventanilla puedes ver que estamos a pocos metros del suelo, a punto de tocarlo, y de repente se encienden motores con gran estruendo, el reprís del acelerón hace que las cabezas choquen contra el respaldo, algunos gritos y muchas caras pálidas, el avión vuelve a tomar altura. Una azafata nos comunica amablemente que le gustaría indicarnos qué ha pasado pero que no lo sabe, cosa que tranquiliza un montón. Hay gente que no sabe apreciar estos detalles, pero yo disfruté de un paseo por la Castellana como antes nunca la había visto (para respetar el momento de tensión de algunos miembros del pasaje -entre los que se incluye alguno con generosa memoria- no saqué la cámara de fotos para no parecer frívolo en momento tan delicado, ahora que sé que íbamos a sobrevivir ...!cómo me arrepiento!)



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