No estoy volando en globo ni levitando entre las nubes cuán angelito,
si ves el Ayuntamiento desde arriba es porque estoy en la Torre de Saint Peter y desde
aquí me he subido para enseñarte esta privilegiada vista de la ciudad con el Rathaus en primer término. Pero
antes he tenido que coger un tren desde Ladshut para llegar a la capital de
Babiera y segunda ciudad alemana (tras Berlín) en número de turistas: estamos
en München, o como te gusta llamarlo a ti: Munich.
Si en vez de en whatssap mis primos hubiesen puesto en los
comentarios del blog sus preguntas y respuestas tú también te hubieses enterado
de que el nombre de la ciudad significa Monje, pues fue fundada por monjes
benedictinos, y que por eso en su escudo aparece un señor vestido de tal. De lo
que no hablaron mis primos es de por qué los “muniqueses?” llaman a su ciudad
“Minga”, sí, así tan elegante.
¿Sabes qué es ese muro que ves en la foto?, míralo otra vez
que seguro que te suena. ¿Que no? Pues es la antigua Sinagoga en la que se ha
querido reproducir el Muro de las Lamentaciones de Jerusalén. Es muy conocida
entre toda la gente…culta. Eso me espetó Claus cuando le contesté alegremente
que eso que me enseñaba era un Centro Comercial. Dejémonos de Sinagogas
reconstruidas y métete en la
Iglesia de Sainte Michelle para ver una de las mejores
muestras del Barroco bávaro. Pues sí muy chula, hala, p´a otro sitio.
Te voy a llevar al mercado para que veas que no te tienes
que ir a Camboya o Nueva Zelanda para ver frutas tan exóticas que si te las
encontrases en tu frigorífico tan siquiera acertarías a ubicarlas en el mundo
animal o vegetal. Y en mitad del mercado un Buda tirado en mitad de la plaza. No es que le haya dado un golpe de calor, como seguramente has pensado, ni tan siquiera un golpe del camión de la basura: es que es una
obra de arte y el artista quiso plasmar…no sé. Claus te cuenta que los
turistas budistas que pasan por aquí consideran una ofensa y una provocación
tener a su Buda así, y se quejan y hacen manifestaciones para que pongan al
señor como (su) Dios manda, y se abre debate cuasimetafísico sobre la cuestión:
“tampoco me molestaría que pusiesen a un
Cristo haciendo el pinopuente”, esa es mi aportación.
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