martes, 7 de julio de 2009

La penitence

Para vuestra tranquilidad, tanto momento gozoso también tiene un contrapunto: cinco horas diarias de clase. Mi primer día ha sido... inolvidable. Por si no te has dado cuenta, las entradas al blog que no están numeradas no forman parte del blog oficial que entregaré como Memoria. Esta no está numerada.

Nos metieron a 40 personas en una sala donde cabían 20 para hacernos una prueba de nivel y asignarnos un grupo. Una señora de voz chillona comenzó a darnos las explicaciones en inglés. Preguntó si alguien no entendía bien, una única mano se alzó entre las 40 cabezas, la mía. Me dijo que si había levantado la mano es que le había entendido, le dije que sí...total, nos habían dado una guía informativa. A partir de ahí, la señora con voz estridente y chillona se puso a mi lado y cada cierto tiempo se dirigía a mí en francés con un volumen que superaba con mucho lo necesario para los 30 cms que nos separaban. Me visualizaba dentro de una escena de los Morancos (a falta de más cultas referencias).

"Pobrecito, qué mal lo está pasando", pensaban mis compañeros. "Que no me dé la risa, qué no me dé la risa", pensaba yo. Una colombiana que estaba frente a mí captó la interpretación exacta de mis pensamientos y se tapó la boca mientras sus ojos empezaban a lagrimear por la risa contenida. En esos momentos yo ya sabía lo que iba a ocurrir: en la siguiente embestida de Miss Voz-de-pito estallé. A partir de ahí no sé muy bien qué pasó, afortunadamente todo el mundo se echó a reir (fui una liberación para el pueblo llano), la mujer me dijo algo que no llegué a comprender pero dije yes, oui, que sí, y que of course, y no se volvió a dirigir a mí. La risa floja no se me fue y tuve que pensar en aquélla vez que perdí 20 euros para ponerme bien triste y no volver a liarla. Después de eso me hicieron el examen de nivel, y me asignaron aula, primera clase oral: eso es divertido.

Un catedrático de Universidad de Poesía Contemporanea sería mi profe (me dieron ganas de preguntarle que qué hacía dando clases de verano, pero me callé), vestido de catedrático, claro; con su melenita bohemia, con sus tic, sus gafitas de pasta, su voz seria, sus gestos de haber leído demasiado... chungo. Solo 4 alumnos, justo los que yo hubiera rechazado de entre los 40 iniciales: serios, dignos, con cara de empollones, con pinta de aburridos...

En efecto, aburridos. Nos dieron una hoja con frases polémicas, uno escogía una frase y luego se supone que había un debate. La tolerancia religiosa, la clonación humana, el efecto invernadero, eso escogieron. Exponían sus ideas sin una sola mueca, sin un solo gesto, como palos tiesos. Yo seguí las reglas, mi tema también venía en la lista que nos dieron: "Afin de ne pas salir la cuvette les hommes devraient uriner assis" (para no ensuciar el wc los hombres deberían mear sentados), qué mal lo pasaron los pobres hablando de este tema sin un solo gesto, sin una sonrisa, sin una mueca... Lo de hoy era provisional, espero que mañana me pongan con la colombiana que me leyó el pensamiento.

1 comentario:

  1. Gracias por regalarnos unas vacaciones virtuales en Canadá y por hacernos reír todos los días con tus "experiencias surrealistas de un folero en Canadá".
    Siento decirte que vas a tener que refrenar tus impulsos naturales para que alguna de tus entradas pueda formar parte del proyecto del PALE que tienes que entregar. O no. Seguro que si alguien se lee esos proyectos agradecerá echarse unas risas.
    Un besito.

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