La primera impresión que tuve desde el avión al entrar en territorio canadiense es que estaba todo como encharcado. Nieve, ríos inmensos y lagos se distinguían perfectamente a 9000 metros.
Estas cataratas que veis en la foto superan en 30 metros de altura a las del Niágara, pero como no están en la frontera con EEUU son mucho menos conocidas. Si os fijais en el puente colgante que va por encima tendréis una idea más aproximada de sus dimensiones.
Los paisajes son espectaculares, pero, coño, es que no hay día que no llueva ¡ , una horita al menos. Esta tarde, pensando que no iba a llover, cogí la bici de Gaëtan y me fui al centro (esto lo hago como otros hacen rafting, es un chute de adrenalina ir con la bici entre rascacielos), en un momento se fue el sol ...tanto llovió que la visera de la gorra se acabó por doblar. Cómo iría que hasta la Policía Montada del Canadá (montada en bici, no más) me hizo un cacho en una parada de bus para que me refugiara. He llegado a casa hecho un pingajo, justo cuando ha dejado de llover. Dicen que a partir de mañana se normaliza el asunto y que empieza a hacer buen tiempo, que por lo visto es lo normal en julio. Así sea.
Esto del blog engancha, lo primero que hago por la mañana es ver si has escrito algo. La verdad es que viene bienn para echarse unas risas y alegrarse la mañana, lo malo es que cuando vengas tendrás poco que contar ¿o no?
ResponderEliminarSuscribo lo de que el blog engancha y es divertido. No se si te saldrá asi o piensas las cosas antes de escribirlas. Veo que los ratos ya nos son horinas sino horitas, con una semana fuera de Extremadura, eso es que estás aprendiendo mucho francés.
ResponderEliminarCuando acabe el viaje puedo seguir, si hay pasta de por medio. Un abrazo.
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